Tipos de Botones y como elegirlos
La importancia de elegir los botones para nuestra ropa es crucial. Éstos pueden producir tres efectos muy distintos: arruinar la imagen de la prenda porque destaquen en exceso, integrarse en ella sin más pena que gloria o que ensalcen el tejido sobre el que se cosen como les corresponde. Afortunadamente siempre estamos a tiempo de rectificar porque cambiarlos resulta muy sencillo.
Durante la elección de este elemento, de igual manera a cuando diseñamos cualquier otra parte de nuestras prendas, poner todo nuestro esmero en su elección reporta grandes beneficios a nuestras chaquetas y abrigos.
Muchos tendremos la impresión de que se asemejan a los pomos en un mueble, los cuales en muchas ocasiones -como en el caso de una vieja cómoda- si los sustituimos podríamos revitalizarlo.
Clases de botones.
Son utilizados desde hace miles de años en materiales como conchas y huesos animales. Actualmente existen en los más diversos materiales dividiéndose fundamentalmente entre: los artificiales (poliéster, metal -latón y/o esmaltados- o plástico) y los naturales (cuerno de animal, semillas y madera).
Son utilizados desde hace miles de años en materiales como conchas y huesos animales. Actualmente existen en los más diversos materiales dividiéndose fundamentalmente entre: los artificiales (poliéster, metal -latón y/o esmaltados- o plástico) y los naturales (cuerno de animal, semillas y madera).
Los botones más exquisitos son de mineral de sílice o rocas ornamentales: madreperla, nácar o jade.
Para algunas prendas específicas, preferentemente abrigos u otras prendas de lana gruesa, pueden presentar sus botones forrados de piel o tela.
Cómo elegirlos.
Realmente es algo complicado definirlo por ser sobre todo intuitivo, y muy ligado con el tipo de prenda a la que van cosidos (pantalón, chaqueta, chaleco, abrigo, etc.). Esta cuestión la evidenciamos tan pronto como nuestro sastre nos pregunta ¿qué botón le ponemos? En la confección industrial éstos vienen dados, y como no siempre son acertados reconocerlos correctamente nos hará capaces de subsanarlo.
Realmente es algo complicado definirlo por ser sobre todo intuitivo, y muy ligado con el tipo de prenda a la que van cosidos (pantalón, chaqueta, chaleco, abrigo, etc.). Esta cuestión la evidenciamos tan pronto como nuestro sastre nos pregunta ¿qué botón le ponemos? En la confección industrial éstos vienen dados, y como no siempre son acertados reconocerlos correctamente nos hará capaces de subsanarlo.
Resumimos algunas de las pautas a las que recurrir para centrar y favorecer nuestra decisión:
- Para los trajes más serios lo mejor es integrarlos en el propio conjunto con el mismo color o levemente más oscuros.
- Cuanto más formal es una chaqueta más le favorecen los lisos, aunque si son jaspeados resultan muy estilosos pero más propios de un carácter casual.
- Una blue navy blazer siempre ha de ir acompañada del mejor botón grabado sobre latón.
- A las chaquetas de tweed les sienta como anillo al dedo los botones de asta de búfalo. Si van forrados en su propia tela resultará primoroso.
- A las americanas más claras se les puede coser botones mucho más oscuros que el tono de su tejido, sin que llegue a ser demasiado evidente. Es decir, a un traje gris le sienta bien un marengo pero no tanto el negro, y a uno beige uno marrón caramelo pero no el chocolate.
- Los botones mejor cosidos no están en contacto directo con la tela, sino que presentan un corto “tallo” de no más de un par de milímetros.
- En las chaquetas deportivas podemos aventurarnos con un vivo color en sus botones.
- Cuando la tela tiene distintos colores, se puede optar por cualquiera de ellos.
- Aunque a menudo es preferible asimilarlos al color del hilo con el que se bordan sus ojales, pueden ser similares pero en distinto tono.
- Los remaches solo son para los vaqueros o los chubasqueros.
- En las camisas de calidad, el botón ha de ser siempre de nácar y en las del tux de pedrería o joyería.
- Conviene extremar las precauciones si se pretende elegir un botón más claro que el de la tela, ya que aunque es posible y estiloso, resulta muy arriesgado por lo evidente.
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